Delulu como forma de fe
El otro día, lunes por la noche o quizá ya martes por la mañana, hice lo que hago desde hace tiempo. Unos minutitos de meditación, aunque no sé si llamarlo así. Hay quien medita con una vela encendida, hay quien reza en silencio, otros manifiestan en voz alta, y a veces lo hacemos sin darnos cuenta.
Desde hace un tiempo, por culpa y también gracias a las redes sociales, ciertas palabras se han democratizado. Manifestar, por ejemplo. Ahora todos somos un poco delulu y decimos que manifestamos lo que queremos. Cada persona a su manera, cada cual con su ritual.
Alguna vez he contado que en una nochevieja manifesté exactamente el momento en el que estoy ahora. Y confieso que asusta un poco ver cómo las cosas acaban ocurriendo si se piensan en serio. A veces lo buscamos con todas nuestras fuerzas, otras simplemente aparecen, no sé cómo, pero se nos conceden. Y yo siempre pienso que lo importante es estar atenta a los detalles. Puede que esté muy delulu, o puede que simplemente, como he dicho alguna vez, I want to believe.
Hace unos días, en uno de esos ratitos míos en los que paro y me quedo mirando al infinito, mañana y noche, en eso que unos llaman meditación y otros rezar o manifestar, sentí agradecimiento. Pensaba en la Ane de aquella nochevieja lejana, pedía perdón, quizá a mí misma, quizá por otras cosas. Y pedía, también, un por favor.
"please i've been on my knees change the prophecy"
Y parece que cambió. Ese lunes por la noche y también el martes durante el día pensaba: estoy absolutamente segura de que no me equivoco, pero universo, mándame una señal. Una señal gorda, no truenos ni rayos ni centellas, sino algo que me haga decir vale, lo he pillado.
Y vaya si lo pillé. Ese mismo martes. IYKYK.